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Nunca Ofrezcas Disculpas Por Las Siguientes Cosas:

NUNCA OFREZCAS DISCULPAS POR AMAR A ALGUIEN:
Nunca olvides que pocos son capaces de amar realmente a alguien. No importa a quien ames, así sea un amor imposible, el hecho de que tengas la capacidad de amar a alguien es algo que se debe valorar y tú mismo debes empezar por valorarlo.
POR DECIR QUE NO:
Conocer tus autolimitaciones y tener autoestima es algo muy importante. Si no puedes dedicarte de tiempo completo a algo, entonces no deberías sentirte culpable por decir que no. Los grandes líderes tienen la gran capacidad para decir “no”.
POR SEGUIR TUS SUEÑOS:
Seguir nuestros sueños es lo que nos hace sentir vivos. Nunca es tarde para comenzar a alcanzar nuestros objetivos; los sueños son los que le dan forma a nuestras metas. Si eres de las personas que son felices con lo que tienen y no con lo que desean, entonces serás feliz eternamente.
POR SACAR TIEMPO PARA TI MISMO:
Cuidar de ti mismo es muy importante para la vida, saca tiempo para ti y sé feliz, obviamente sin olvidar tus responsabilidades.
NUNCA TE DISCULPES POR PONER POR ENCIMA TUS PRIORIDADES:
Nunca dejes que nadie te haga sentir culpable por la elección de tus propias prioridades. Siempre presta atención a lo que realmente importa en primer lugar. Si es importante para ti, entonces es importante y no necesita mayor explicación. Si realmente eres importante para alguien, respetará tus decisiones.
NO TE SIENTAS MAL POR PONER FIN A UNA RELACIÓN TÓXICA:
El único motivo por el que te vas a quejar por no terminar una relación tóxica, es no haberlo hecho antes. Una relación no placentera, te impide que alcances tu máximo potencial. Renunciar a ella no es algo para sentirse culpable, sino que por el contrario, te traerá alivio.
POR TENER ALTAS EXPECTATIVAS:
Tienen altas expectativas sobre alguien, no es razón para sentirte culpable, sólo significa que te importa lo suficiente para seguir hacia adelante.
POR GASTAR DINERO EN TI MISMO:
Comprar algo agradable mejora tu autoestima. Las personas felices y exitosas saben que las compras son algo saludable siempre y cuando no sean compulsivas; la realización de tus propios deseos puede ser un buen ingrediente para una vida plena. Simplemente debes preocuparte por no perderte en una sociedad de consumo.
NO DEBES DISCULPARTE POR DEMORARTE EN RESPONDER:
No vivimos sólo para conocer a otras personas, tenemos nuestras obligaciones, y demorarnos en responder, no es señal de restar importancia, a veces hay otras prioridades o emergencias que deben ser atendidas inmediatamente.
NUNCA TE DISCULPES POR DECIR LA VERDAD:
La mayoría de las personas lucha por la verdad; pero viven constantemente en una mentira, y cuando hablamos de algo que no es de su agrado, nos tildan de groseros. Las personas fuertes dicen la verdad, por dolorosa que sea.

LA PROPIA BIBLIA DERRIBA EL MITO DE “JESÚS”

• MARÍA NO ERA VIRGEN Y JESÚS NO ERA HIJO ÚNICO:
“¿No es este aquel artesano, hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Simón y de Judas? ¿Y sus hermanas no moran aquí entre nosotros?” (Marcos 6,3). “Entonces llegaron su madre y sus hermanos (…) Oye, tu madre y tus hermanos y hermanas están afuera y preguntan por ti.” (Marcos 3, 31-32) “Y dio a luz a su primogénito” (Lucas 2,7).

Tenemos entonces que Jesús no era hijo único sino que tenía varios hermanos y hermanas (¡y uno de sus hermanos se llamaba Judas!). Aún si Jesús hubiese sido concebido “por obra y gracia del Espíritu Santo”, María hubiese dejado de ser virgen al engendrar a sus demás hijos. La Biblia intenta explicar este asunto de los hermanos diciendo que en realidad son sus primos y parientes, dado que el idioma hebreo no distingue entre hermanos o primos con una palabra diferente. Esto es verdad, pero resulta que los evangelios NO están escritos en hebreo, sino en griego, y en ese idioma SI se hace tal distinción.
• JESÚS ERA CAPITALISTA:
“Supongan que uno de ustedes tiene un servidor arando o cuidando el ganado. Cuando éste vuelve del campo, ¿le dicen ustedes ven enseguida a sentarte a la mesa? ¿No le dicen más bien: prepáreme comida y ponte el delantal para servirme y después que yo haya comido y bebido tú lo harás a tu vez?” (Lucas 17, 7-8) “Servidor malo y flojo, tu sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he trillado. Por eso deberías haber colocado mi dinero en el banco y a mi vuelta me lo habrías entregado con los intereses” (Mateo 25, 26-27)
La postura de Jesús es muy ambigua en este tema, ya que por un lado decía que no se preocuparan por la ropa o el alimento y que vendieran todo lo que tuvieran y se lo dieran a los pobres, a su vez explicaba que sus discípulos debían trabajar para él y que los esclavos debían conformarse con su suerte (muy similar a lo que diría Emile Durkheim siglos después, con su sistema meritocrático). Llama a los esclavos “bienaventurados” pero jamás les dice que se levanten contra sus amos, sino que les promete una mejor suerte en otra vida.
• JESÚS ERA NACIONALISTA:
Jesús dirigía su mensaje a los israelitas y sólo a los israelitas (irónicamente, los que no le dieron bola). Llama a los que no son judíos perros y cerdos: “No den las cosas sagradas a los perros ni echen sus joyas a los cerdos. Ellos podrían pisotearlas y después se lanzarían encima de ustedes para destrozarlos” (Mateo 7, 6). En este orgullo israelita incluso fija límites a su amor al prójimo. Cuando una mujer no judía le implora ayuda para su hija enferma, Jesús le contesta “Aguarda que primero se sacien los hijos, no está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perros” (Marcos 7, 27). Sólo cuando la mujer se humilla y acepta que es un perro en comparación a él, Jesús acepta curar a la niña. Terminemos con una frase más: “La salud procede de los judíos” (Juan 4, 22). El semitismo de Jesús resulta tan exagerado e irracional como el antisemitismo de Hitler.
• JESÚS NO AMABA A SU MADRE:
“No piensen que vine a traer la paz a la tierra, no vine a traer la paz sino la espada. Vine a poner al hijo en contra de su padre, a la hija en contra de su madre y a la nuera en contra de su suegra” (Mateo 10, 34,35).
Jesús se pronunciaba abiertamente en contra de la familia, pero es interesante el hecho de que no soportase a su madre. “¡Feliz la que te dio a luz y te amamantó! Pero él declaró: ¡Felices los que escuchan la palabra de dios y la observan!” (Lucas 11, 27-28). Jesús enseguida levanta una objeción cuando elogian a su madre. Más famoso es el ejemplo de las bodas de Canán, donde Jesús desaira a su madre en público. “La madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús respondió: Mujer ¿cómo se te ocurre? Todavía no ha llegado mi hora”. (Juan 2, 3-4). Este reproche hacia su madre debieron ser las palabras más reales de Jesús que nos han llegado. Noten que Jesús nunca se dirige a su madre con una palabra de afecto, ni siquiera de respeto. Siempre la llama “Mujer”, incluso cuando estaba colgado de la cruz: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Juan 19, 26). El distanciamiento entre Jesús y María es evidente.
·LA TRAICIÓN DE JUDAS Están Jesús y sus doce apóstoles celebrando la célebre “Última cena”. De repente, Jesús anuncia que uno de ellos lo traicionará esa noche. Semejante noticia les cae como un baldazo de agua fría y todos se “afligen”. Ahora ¿por qué todos se afligen? Sólo Judas sabía que iba a ser él aquel traidor, por lo tanto, era el único que podía sentirse afligido. La aflicción de los discípulos no era por la traición en sí, sino por el miedo a ser el traidor. Por algo, apenas revelado esto, todos empiezan a preguntar:
-¿Acaso seré yo, Señor?
(…)
Y Judas, el que le entregaba, dijo:
-¿Acaso seré yo, Maestro?
Y respondió Jesús:
-Tú lo has dicho.
(Mateo 26,22 y 25)
¡Increíble! Jesús le dice a Judas en frente de todos los demás discípulos que iba a ser el traidor… ¡y los demás no mueven un dedo por impedirlo! Tampoco lo golpean, lo insultan, le reprochan, ni siquiera le dicen: “Mira que tienes mala onda, Judas, eh!”. Es muy inverosímil que después de semejante mandada al frente todos se queden en el molde y, encima, luego salgan a pasear hasta el huerto de Getsemaní y los “afligidos” apóstoles se queden bien dormidos, mientras su querido maestro sudaba sangre unos metros más allá y el traidor judas corría a cumplir su profecía.
También sorprende que Judas no testificara contra Jesús en el supuesto juicio que hicieron contra él los fariseos esa misma noche.
Pero lo peor es la actitud del mismo Jesús. Desde un principio sabía que Judas lo traicionaría (con su posterior muerte y condenación incluidas) y nunca trató de disuadirlo. Incluso le allanó el camino. ¿Qué pasó con el “no nos dejes caer en la tentación”?
·JESÚS PUEDE NI SIQUIERA HABER EXISTIDO
No sólo se pone en duda la divinidad de Jesucristo, sino el hecho de que alguna vez haya existido.
Curioso es el hecho de que ningún libro, aparte de la Biblia, menciona a Jesús. Y eso que historiadores que recopilaran la situación de Palestina en ese momento no faltaban: ahí tenemos al romano Plinio el Viejo y al filósofo judío Filón de Alejandría.
Justamente éste último estaba muy al tanto de todas las tensiones que tuvieron lugar durante la época de Jesús y, sin embargo, no lo menciona ni de pasada. Esta ausencia se acentúa al criticar Filón las crucifixiones de Poncio Pilatos (que era la forma más común de ejecutar a alguien por los romanos, Jesús no fue el primero ni el último).
Es decir, no existe documentación histórica neutral acerca de Jesús. De haber existido y haber sido una personalidad tan popular como para iniciar una nueva fe, alguien más aparte de sus seguidores habría escrito algo sobre él, aunque más no sea para denostarlo o como curiosidad. Pero no. Nadie fuera de su círculo de creyentes, ninguna fuente contemporánea, pareció notar su existencia. Eso es raro, muy muy raro.
¿Es entonces Jesús una figura totalmente inventada? Me permito dudarlo. Ninguna invención total podría tener tanta fuerza y longevidad. No hubiese sobrevivido. Lo que sí creo es que es una figura histórica absolutamente exagerada, divinizada, corrompida y tergiversada de su personalidad original.


Cómo impacta el estrés en tu cerebro intestinal

El cuerpo ante una situación estresante genera reacciones a nivel hormonal que provocan cambios fisiológicos como el aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, inhibición del sistema digestivo y la alteración del sistema inmunitario. Esto expresado en un modo muy genérico, por supuesto.
Sabiendo entonces que todos los sentimientos crean cambios emocionales, pero ocurre sobre todo en la vida moderna que las personas se acostumbran a vivir bajo presiones constantes, y cuando el estrés se convierte en crónico puede provocar estragos en la salud intestinal y digestiva.

Resulta que así como el estrés provoca reacciones a nivel del cerebro, también actúa a nivel del intestino provocando disminución en la absorción de nutrientes, en la oxigenación, restringe cuatro veces el flujo sanguíneo en el sistema digestivo afectando así el metabolismo.
¿Cómo funciona esta relación cerebro-intestinal? Lo primero es saber que estos dos órganos están creados del mismo tejido, porque durante el desarrollo fetal, una parte se va hacia el sistema nervioso central mientras que la otra se desarrolla en su sistema nervioso entérico.
Estos dos sistemas están conectados por medio del nervio vago, el nervio craneal que va desde el tronco cerebral hasta su abdomen. Este “eje cerebro-intestino” es lo que conecta a sus dos cerebros y lo que explica el por qué siente mariposas en el estómago cuando se pone nervioso, por mencionar un ejemplo.
En la antigüedad clásica, Hipócrates ya había sentenciado que “todas las enfermedades comienzan en el intestino”, de modo que el daño que el estrés puede provocar en el intestino es causal de múltiples enfermedades inflamatorias como:
·         Esclerosis múltiple
·         Diabetes tipo 1
·         Artritis reumatoide
·         Osteoartritis
·         Lupus
·         Enfermedades Crohn
·         Colitis ulcerosa
·         Enfermedades crónicas de la piel
·         Problemas renales
·         Enfermedades urinarias
·         Enfermedades alérgicas y utópicas
·         Enfermedades degenerativas
·         Síndrome de fatiga crónica
·         Fibromialgia
·         Encefalomielitis Miálgica (ME)
·         Enfermedad intestinal inflamatoria
Toda esta lista es consecuencia de emociones negativas, de los estados de enojo, de ansiedad, de tristeza y de rencores y dolores viejos no resueltos.
El tracto gastrointestinal sufre el impacto de estas emociones provocando inflamación o haciéndolo más susceptible a infecciones, por lo que quienes sufren estos síntomas perciben dolores más agudos porque sus cerebros no regulan correctamente las señales de dolor desde sus intestinos. A la inversa, los problemas intestinales también pueden provocar problemas emocionales.
Para contrarrestar esta situación es necesario nutrir su flora intestinal con “bacterias amigables”, es decir, alimentos fermentados o probióticos, importantes para el funcionamiento adecuado del cerebro lo cual genera un bienestar psicológico y control del estado de ánimo, combatiendo la ansiedad o la depresión.
Para reducir el estrés y mejorar la salud intestinal es muy útil el ejercicio, para alivio y despeje de la mente. Está probado que contribuyen con alta tasa de éxito la oración, la meditación, la risa y el yoga, por ejemplo. En ese menú es importante agregar el aprendizaje de técnicas de relajación y visualización positiva.
En cuanto a la alimentación, es conveniente evitar el azúcar y la fructosa. Ingerir alimentos fermentados hechos de manera tradicional y sin pasteurizar porque son una fuente rica en probióticos. Tomar suplementos de probióticos. Dormir en completa oscuridad para una apropiada producción de melatonina que es un importante mediador del eje cerebro-intestino.

Victimismo Crónico: Personas que funcionan en “modo queja”

Todos, en algún que otro momento, hemos asumido el papel de víctimas. Sin embargo, hay personas que se convierten en víctimas permanentes, sufren lo que podríamos considerar como un “victimismo crónico”. Estas personas se disfrazan de falsas víctimas, ya sea de forma consciente o inconsciente, para simular una agresión inexistente y, de paso, culpar a los demás, liberándose de toda responsabilidad.


En realidad, el victimismo crónico no es una patología, pero podría desembocar en un trastorno paranoide, cuando la persona insiste en culpar continuamente a los demás de los males que padece. Además, esta forma de afrontar el mundo, de por sí, conduce a una visión pesimista de la realidad, que produce malestar, tanto en la persona que se queja como en quien recibe la culpa.
En muchos casos, la persona que abraza el victimismo crónico termina alimentando sentimientos muy negativos, como el resentimiento y la ira, que desembocan en un victimismo agresivo. Es el típico caso de quien no se limita a lamentarse sino que ataca y acusa a los demás, mostrándose intolerante y vulnerando continuamente sus derechos como personas.

Radiografía de una víctima crónica

– Deforman la realidad. Este tipo de personas creen firmemente que la culpa de lo que les sucede es de los demás, nunca es suya. En realidad, el problema es que tienen una visión deformada de la realidad, poseen un locus de control externo, y creen que tanto las cosas positivas como las negativas que ocurren en su vida no dependen directamente de su voluntad, sino de las circunstancias externas. Además, sobredimensionan los aspectos negativos, desarrollando un pesimismo exacerbado que les llevan a centrarse solo en las cosas negativas que les suceden, obviando las positivas.
– Hallan consuelo en el lamento. Estas personas creen que son víctimas de los demás y de las circunstancias, por lo que no se sienten culpable ni responsables de nada de lo que les sucede. Como resultado, lo único que les queda es lamentarse. De hecho, suelen encontrar placer en el acto de quejarse porque así asumen mejor su papel de “pobres víctimas” y logran llamar la atención de los demás. Estas personas no piden ayuda para solucionar sus problemas, solo se lamentan de sus desdichas en la búsqueda desenfrenada de compasión y protagonismo.
– Buscan culpables continuamente. Las personas que asumen el papel de víctimas eternas, desarrollan una actitud recelosa, suelen creer que los demás siempre actúan de mala fe, solo para ponerles la zancadilla. Por eso, suelen tener un afán casi morboso por descubrir agravios nimios, sentirse discriminados o maltratados, solo para reafirmar su papel de víctimas. Así, terminan desarrollando una hipersensibilidad y se convierten en especialistas en formar una tormenta en un vaso de agua.
– Son incapaces de realizar una autocrítica sincera. Estas personas están convencidas de que no tienen la culpa de nada, por lo que no hay nada que criticar en sus comportamientos. Como la responsabilidad es de los demás, no aceptan las críticas constructivas y, mucho menos, realizan un examen de conciencia a fondo que les lleve a cambiar su actitud. Para estas personas, los errores y defectos de los demás son intolerables, mientras que los propios son una simple sutileza. Después de todo, las víctimas son ellos.
¿Cuáles son sus estrategias?
Para que una persona pueda asumir el papel de víctima, tiene que haber un culpable. Por tanto, debe desarrollar una serie de estrategias que le permitan lograr que la otra persona asuma la culpabilidad en el asunto. Si no somos conscientes de estas estrategias, es probable que caigamos en sus redes y que incluso estemos dispuestos a cargar con toda la culpa sobre nuestras espaldas.

 1. Retórica victimista
Básicamente, la retórica de esta persona se dirige a descalificar los argumentos de su adversario. Sin embargo, en realidad no refuta sus afirmaciones con otros argumentos que sean más válidos, sino que se encarga de que la otra persona asuma, sin darse cuenta, el papel de atacante. 
¿Cómo lo hace? Simplemente asume el rol de víctima en la discusión, de forma que la otra persona quede como alguien autoritario, poco empático o hasta agresivo. Es lo que se conoce en el ámbito de la argumentación como “retórica centrista” ya que la persona se encarga de mostrar a su adversario como un extremista, en lugar de preocuparse por refutar sus afirmaciones. De esta manera, cualquier argumento que esgrima su adversario, será solo una demostración de su mala fe. 
Por ejemplo, si una persona se atreve a contrastar una afirmación con un hecho irrefutable o con estadísticas provenientes de fuentes fiables, la víctima no le responderá con hechos sino que dirá algo así como: “Siempre me estás atacando, ahora dices que miento” o “Estás intentando imponer tu punto de vista, haz el favor de disculparte”.

2. Retirada victimista
En algunos casos, el discurso de la víctima está dirigido a eludir su responsabilidad y evitar tener que disculparse o reconocer su error. Por eso, intentará escabullirse de la situación. Para lograrlo, su estrategia consiste en desprestigiar el argumento del vencedor, pero sin llegar a reconocer que estaba equivocado.
¿Cómo lo hace? Una vez más, asume el rol de víctima, juega con los datos a su antojo y los manipula a su conveniencia con el objetivo de sembrar la confusión. Básicamente, esta persona proyectará sus errores en el otro.
Por ejemplo, si una persona le responde con un dato comprobado, que niega su afirmación anterior, la víctima no reconocerá su error. En todo caso, intentará hacer una retirada digna y dirá algo así como: “Ese hecho no niega lo que he dicho. Por favor, no cree más confusión y caos” o “Me está culpando de confundir a los demás, no tiene educación, es evidente que es inútil discutir con usted porque no atiende a razones”, cuando en realidad quien crea el desconcierto es él mismo. 

3. Manipulación emocional
Una de las estrategias preferidas de las víctimas crónicas es la manipulación emocional. Cuando esta persona conoce bastante bien a su interlocutor, no dudará en jugar con sus emociones para poner el tablero a su favor y adoptar el rol de víctima. De hecho, estas personas son muy hábiles reconociendo emociones, por lo que utilizan cualquier resquicio de duda o culpa en su beneficio.
¿Cómo lo hacen? Descubren el punto débil de su adversario y explotan la empatía que este puede sentir. De esta forma, terminan envolviéndole en su tela de araña, para que esa persona adopte toda la responsabilidad y el papel de verdugo, mientras ellos se quedan cómodos en su rol de víctimas y pueden seguir lamentándose.
Por ejemplo, una madre que no quiere reconocer sus errores, puede poner la culpa en el hijo diciendo cosas del tipo: “Con todo lo que he hecho por ti, y así me pagas”. Sin embargo, este tipo de manipulación también es muy común en las relaciones de pareja, entre amigos e incluso en el ámbito laboral.
¿Cómo enfrentar a este tipo de personas?
El primer paso consiste en darse cuenta de que estamos ante una persona que asume el rol de víctima. Luego, se trata de resistir el embate y no dejar que nos enrede en su juego. Lo más sensato es decirle que no tenemos tiempo para escuchar sus lamentaciones, que si quiere ayuda o una solución, con gusto le ayudaremos, pero que no estamos dispuestos a perder tiempo y energía escuchando continuamente sus quejas.
Recuerda que lo más importante es que estas personas no te arruinen el día descargando en ti su dosis de negatividad y, sobre todo, que no te hagan sentir culpable. No olvides que solo te puede herir emocionalmente, aquel al que le des suficiente poder.


5 Historias bíblicas ROBADAS de la Mitología Griega

Escritura normal = Biblia.
Escritura en Negritas = Mitología Griega.

La Creación.

No había absolutamente ningún mundo ni nada, excepto Dios. Un día se aburrió y decidió crearlo todo.
No había nada, fue llamado Caos. Un día se dio a luz a todo por alguna razón.
Dios creó la luz. Él llamó «día», la luz y la oscuridad “noche” y separó el día de la oscuridad.
Caos dio a luz a la tierra y la oscuridad para separar los días.
Dios creó a Adán y Eva como los primeros en poblar el mundo.
El caos creó al dios del amor y el sexo, Eros.



El comienzo.
Las primeras personas vivieron en un mundo perfecto, sin dolor y sin tristeza. Este lugar fue llamado el Jardín del Edén.
Las primeras personas vivieron en un mundo perfecto, sin dolor y sin tristeza. Esto fue llamado “La Edad de Oro”.
El Jardín del Edén estaba habitado por Adán y Eva. Dios tenía una sola regla, que no tomasen el fruto de un árbol en particular. Después de haber diseñado la psicología humana, parece como si se tratase de una farsa o una trampa. Eva, siendo la más débil de los dos, tomó la fruta y, por tanto, el resto del mundo tiene enfermedades y desgracias.
(Los relatos difieren ligeramente aquí)
Eva fue creada para atender a Adán y mejorar su vida.
La primera mujer griega se creó como castigo. La edad de oro se componía inicialmente de sólo hombres, hasta que un día, un titán llamado Prometeo engañó a los dioses al ofrecerles como alimento unos huesos cubiertos con carne. Los dioses idearon un castigo torturador, su nombre era Pandora. Le dieron una caja y y le advirtieron que no debía abrirla, pero al ser débil de mente, ya que sólo era una mujer, la abrió y liberó todas las enfermedades y males en el mundo.
El punto de estos cuentos: Las mujeres tienen la culpa de todo



La “Limpieza”.

¿Conoces la historia de la gigantesca inundación para deshacerse de la gente mala? ¿El Arca de Noé? No, esa no. La otra.
En la Biblia se dice que los hombres se habían vuelto corruptos y única elección de Dios fue escoger a un hombre para continuar la vida, y condenó a todos los demás a una inundación que los ahogaría hasta morir. Sin embargo, se sentía muy mal por esto.
Zeus se cansó de todo el mundo y decidió matarlos a todos con una inundación gigantesca.
Dios escogió a un único hombre, Noé, y le dijo que construyera un arca y llevase a su esposa, sus tres hijos y sus esposas a salvo.
El problemático Prometeo sabía acerca del diluvio y le dijo a su hijo Deucalión que construyese un arca y pusiese a su esposa a salvo. Al parecer Zeus no se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde y no le importó mucho por alguna razón.



El Sucesor.
Los sabios dijeron que el Rey de los Judíos había de nacer y él desafiaría a la autoridad y cambiaría sus vidas.
Antes de Zeus, Cronos era el rey de los dioses. Oyó que un día tendría un hijo que lo derrocaría.
El rey Herodes decidió que la única manera de asegurar nadie jamás ocuparía su cargo era los bebés hasta 2 años en Belén serían asesinados.
Cronos decidió impedir esto tragándose a todos sus hijos, después de haber nacido.
Dios le dijo a José que tomase a Jesús y huyera, por lo que sólo los bebés desinformados morirían.
Rea, la esposa de Cronos, escondió uno de los bebés, que por supuesto era Zeus que más adelante mataría a Cronos para tomar el control, lo que significa que Cronos se tragó todos esos bebés para nada.



Jesús y Dios.
Dios y Zeus son similares sólo en apariencia; ya que Zeus es más poderoso; pero el amenazante Dios buscaba cristianos para encontrar la manera de hacerlos sufrir
El “Jesús” Bíblico y el “Dionisos, Dios del Vino” de la Mitología Griega nacieron ambos de una madre virgen y de un padre inmortal. Crearon un ritual para honrar a los hombres que implica comer y beber elementos simbólicos como su carne y su sangre. Ambos murieron y resucitaron tres días después. Viven todavía.

El Punto de estas historias: … ¿Hay algo en la Biblia original?


Por qué las personas con bajo rendimiento escolar suelen ser más exitosas

El periodista británico John Haltiwanger escribió un polémico artículo declarando que las calificaciones escolares no reflejan la capacidad intelectual de las personas, y que los estudiantes de promedio medio-bajo logran más éxitos en la vida que los que tienen calificaciones perfectas.
Según el periodista, la realidad muestra que las buenas calificaciones no siempre te dan el boleto a un futuro feliz, y no siempre los que eran malos en la escuela después de la graduación se quedan sin trabajo. Entre los mediocres hay personas ricas y famosas, el éxito y la perseverancia que podría ser asunto de envidia para todo el mundo.
Steve Jobs, por ejemplo, nunca se graduó de una universidad. Mark Zuckerberg y Bill Gates,tampoco. Sergei Korolev, quien lanzó el primer satélite artificial al espacio, era bastante malo en la escuela. Vladimir Mayakovsky estudiaba tan mal que no pudo terminar de leer Anna Karenina. Y Joseph Brodsky fue uno de los más ignorantes en su escuela, lo cual no le impidió recibir un Premio Nobel de Literatura.

La inteligencia es un concepto abstracto, y el rendimiento académico no necesariamente es la mejor manera para medirla. El éxito de un graduado se define sobre la base de lo que haya logrado fuera de la institución, y la escuela no siempre es una verdadera preparación para lo que nos espera en la vida independiente.
El éxito requiere pasión, persistencia, emoción, la capacidad de sobrevivir y, especialmente, entender el valor de un fracaso. Por eso muchas personas de las que nadie esperaba ningún logro debido a su bajo rendimiento escolar, ahora gobiernan el mundo. Ellos entienden qué significa luchar porque, a diferencia de los estudiantes excelentes, desde su infancia aprenden a manejar y superar sus fracasos. Los mismos rasgos tiene un empresario exitoso, no le da miedo tomar riesgos, ir en contra de las reglas y reglamentos, por ello puede crear algo nuevo y extraordinario.
El estudiante con bajo rendimiento escolar, por lo general, es un líder en su círculo que está dispuesto a guiar a los demás eludiendo el sistema escolar. Entre este tipo de individuos se encuentra el porcentaje más alto de las personas creativas que piensan de manera no trivial. Los psicólogos están seguros de que a estos niños simplemente no les interesa el conjunto de las disciplinas escolares. En la escuela nos enseñan que “solo puede ser así y de ninguna otra manera“, nos quitan las ganas de pensar fuera de ”la caja" sobre cómo solucionar los problemas de forma distinta. Los ricos son ricos porque piensan fuera de “la caja”. A ellos nadie les dice que esto es imposible, y que va a ser así y de ninguna otra manera. Ellos escuchan, sin embargo siempre hacen las cosas a su manera y, como resultado, ganan.
Sin embargo, esto no significa que tener calificaciones bajas en la escuela te garantiza un éxito en la vida, y tampoco quiere decir que las calificaciones perfectas no son una garantía de que vas a llegar lejos. Las calificaciones solo son unas cifras en el papel. Al final de cuentas, nuestra vida está definida por el carácter, experiencia y conexiones, no por las calificaciones escolares.
Por lo tanto, si te graduaste de la escuela o la universidad de manera no tan perfecta, no te desesperes. La vida tiene una serie de altibajos. Estudiamos muchas cosas útiles en la escuela pero el conocimiento verdadero lo recibimos después de dejar el aula de clases.
Nunca dejes de aprender, nunca te rindas y, lo más importante, no te olvides de disfrutar el proceso del aprendizaje.

 El mejor alumno puede ser el peor
Es un grave error creer que los mejores alumnos, los que logran las mejores calificaciones, son los más inteligentes. Es una creencia vulgar que daña incluso a los mismos estudiantes e ilusiona a muchos padres.
El sistema de enseñanza de los docentes y el ambiente de las aulas aburren a los niños y jóvenes. Hacerlos sentir culpables porque se aburren es una de las hipocresías más dañinas de los adultos que pretenden educar.
El dominio de los instrumentos tecnológicos y el entusiasmo e interés con que los estudiantes se manejan por las redes sociales, les permite adquirir en pocos segundos la información que los docentes tardan horas en transmitir.
Hoy los niños y jóvenes aprenden aquello que esté relacionado con la vida y se pueda aplicar. Y esto las redes sociales no lo pueden hacer, pues requiere contacto grupal, intercambio de experiencias, manipulación de objetos o información.
Por eso, se necesita un verdadero maestro, alguien creativo que entienda al grupo y acepte las diferentes modalidades de cada alumno.

Cuando esto ocurre, los alumnos logran entusiasmo y motivación para aprender, porque hay alguien que les ayuda a crecer sin exigirles memorización y esfuerzos inútiles e inaplicables. 
¿Qué pasa, entonces, con los mejores alumnos? 
Si son mejores porque tienen las mejores calificaciones, es porque se adaptaron a un sistema que aburre a la mayoría.
Pero se adaptaron y fueron exitosos por su capacidad de memorización de los datos e informaciones transmitidas por docentes que no hicieron pensar ni enseñaron a pensar.
Sin poder aplicar la información, la inteligencia se inmoviliza recordando informaciones estáticas que se desactualizan al poco tiempo.
Por eso, el mejor alumno puede tener un grave problema: no desarrolla sus capacidades creativas y de aplicación y, menos aún, la capacidad de integrarse a un grupo de trabajo.