Los obstáculos
mentales comúnmente se presentan por la tendencia a permanecer dentro de
la zona de confort.
A veces la única
barrera que nos impide avanzar y alcanzar nuestras metas, somos nosotros
mismos, o más bien, nuestra mente.
Es muy sencillo: si
no controlas tu mente, esta terminará controlándote. No es necesario darle
demasiadas vueltas.
En cierto punto de la vida, al que todos llegamos más tarde o más temprano, la mente y las creencias tóxicas que alberga, se convierte en una cárcel que limita nuestras potencialidades y cercena nuestra perspectiva.
En cierto punto de la vida, al que todos llegamos más tarde o más temprano, la mente y las creencias tóxicas que alberga, se convierte en una cárcel que limita nuestras potencialidades y cercena nuestra perspectiva.
Cada vez que creemos
que solo existe una manera de hacer las cosas, nos estamos limitando. Cada vez
que abrazamos ciegamente la tradición, nos cerramos a la novedad. Cada vez que
pensamos en términos de pérdidas y fracaso, nos ponemos una zancadilla mental.
Y lo peor de todo, es que hacemos estas cosas día tras día, sin ser conscientes
de ello.
La buena noticia es
que el simple hecho de detectar esas zancadillas que nos ponemos a nosotros
mismos, ya les resta poder y abre nuestra mente, permitiéndonos adoptar una
perspectiva más amplia y enriquecedora.
La voz que escuchas
en tu mente: ¿De quién es?
A primera vista,
puede parecer casi una locura. Sin embargo, a menudo es voz que suena en
nuestra mente, sobre todo cuando es denigrante o acusadora, no proviene de
nuestro “yo”. En realidad, son las voces de diferentes personas significativas
con las cuales nos hemos relacionado a lo largo de nuestra vida, sobre todo en
la infancia y adolescencia.
De hecho, si prestas
atención a algunas de las frases que te dices a ti mismo cuando se desencadena
ese diálogo interior, te darás cuenta de que esas frases no te pertenecen y, si
escudriñas en tu pasado, encontrarás a su verdadero dueño. Pueden ser tus
padres, un profesor o incluso ese niño del colegio que te hacía la vida
imposible.
Esas frases, que
probablemente laceraron tu autoestima, se quedaron en tu memoria y, con el paso
del tiempo, las has asumido como propias, pero en realidad no te pertenecen,
son la visión que los demás tenían sobre un “yo” que ya no existe y que
probablemente ni siquiera existió.
Cuando comiences a
prestarle atención a ese diálogo interior, te darás cuenta de que muchas de tus
creencias tóxicas provienen de pensamientos que te inculcaron otras personas.
Pero no tienes que seguir poniéndote la zancadilla, al contrario, debes
aprender a eliminar esas creencias y caminar con seguridad por tus propios
pies.
Las 3 creencias
tóxicas más comunes que te impiden avanzar, (obstáculos mentales)
Aunque pueda parecer
un contrasentido, lo cierto es que no siempre queremos avanzar. A veces estamos
cómodos en el sitio donde estamos, o tenemos miedo a lo desconocido, de forma
que preferimos no movernos. Sin embargo, no lo reconocemos. Y para impedirnos
avanzar, nos convertimos en nuestro peor enemigo, nos ponemos la zancadilla a
propósito.
Algunas de las
creencias más dañinas que cultivas en tu mente, quizás sin darte cuenta, son:
1. “No es el momento
adecuado”
La procrastinación es un problema serio que puede
hacerte perder oportunidades únicas. Postergar continuamente tus sueños, hará
que llegues a la recta final sin haberlos cumplido. Y lo que es aún peor: te
recriminarás por haber dejado pasar la ocasión
En realidad, detrás
de la creencia de que no es el momento adecuado solo se esconde falta de
motivación o miedo. Lo que sucede es que nos da miedo salir de nuestra zona de
confort porque no sabemos lo que encontraremos fuera. Como resultado,
preferimos engañarnos diciéndonos que no es el momento más adecuado.
Sin embargo, la vida
siempre implica cierto grado de incertidumbre, nunca podemos estar seguros al
100%, debemos estar dispuestos a asumir al menos un riesgo mínimo. Recuerda que
cuando tienes una razón por la cual luchar, irás encontrando los medios a lo
largo del camino. Solo es necesario atreverse y dar el primer paso.
2. “No soy un experto”
La sociedad nos ha
hecho creer que si no somos lo suficientemente buenos en algo, es mejor que no
lo intentemos. Sin embargo, este camino solo sirve para cerrar muchas puertas,
no deja espacio para el aprendizaje y el crecimiento. Si no nos involucramos en
nuevos proyectos, nunca podremos mejorar.
Lo cierto es que
nadie nació sabiendo, los que hoy son expertos en algún sector, ayer no lo
eran. Lo que les hace diferentes es el tiempo y el esfuerzo que han dedicado a
esa pasión. Después de todo, debemos recordar que el genio está compuesto por
un 1% de talento y un 99% de perseverancia.
En todo caso, para
disfrutar de la mayoría de las cosas de la vida, no tienes que hacerlas de
forma perfecta. El perfeccionismo no es más que una barrera que te mantiene
dando vueltas en círculo, sin poder avanzar. Preocúpate por disfrutar lo que
haces, y no te escudes detrás del perfeccionismo porque con la práctica, los
resultados también mejorarán.
3. “Seguramente
fracasaré”
Henry Ford, uno de
los emprendedores más exitosos de todos los tiempos, afirmaba: “Tanto si
piensas que puedes, como si piensas que no puedes, en ambos casos tienes
razón”. Y es que tu mente es tu mejor aliada, o tu peor enemiga.
Por supuesto, una
dosis de negativismo estratégico puede ser conveniente ya que te ayuda a
prepararte para el peor escenario. Sin embargo, pensar que vas a fracasar de
antemano implica adoptar una actitud derrotista que no te conducirá por buen
camino sino que irá desgastando poco a poco tu motivación.
No se trata de asumir
una actitud positivista a ultranza, que de poco serviría. Pero si comienzas un
proyecto pensando que fracasarás, no llegarás muy lejos. Recuerda que la
esperanza es nuestro motor impulsor más potente. Por tanto, no dejes que nadie
te la arrebate, ni siquiera tú mismo.