Hace tiempo que con mi
actividad relacionada con la utilización de las plantas medicinales útiles para
curar o mejorar de cáncer, recibo visitas de
personas que llegaron a la fase terminal de su enfermedad y me confiesan que
remitió milagrosamente cuando ya los médicos renunciaron a medicar más a estas
personas.
En unos casos han vivido
experiencias extraordinarias estando en coma, donde perciben que la muerte no es nada a lo que haya que
temer y deciden volver para consolar a sus familiares o para seguir haciendo
algún trabajo útil para los demás. Compartir estas experiencias ya es de gran
utilidad.
Otras personas, delante
del veredicto fatal de los oncólogos de que su vida ha llegado al final de sus
días, unos se derrumban y sus vidas
acaban incluso antes del período pronosticado y los que se lo toman como una
oportunidad de vivir sus últimos días con sus familiares más allegados, viviendo
cada día como si fuera el último, sin reproches, sin odio, sin dolor y con
mucho amor, se produce el milagro de desaparición de todo rastro de células con
cáncer.
Si tan grave fuera la
enfermedad del cáncer, no se producirían estas remisiones a las cuales nadie sabe dar explicación. O es que quizás no
interesa que estos temas se conozcan para seguir con la locura de tratamientos
supe tóxicos y a la vez abusivamente caros. (En Europa el consumo de Quimioterapia
llega a los 250.000 millones de Euros)
Estudiado a grandes
médicos, biólogos, tanatólogos, sacerdotes como los que cito debajo de este
párrafo, he podido comprobar cómo
nuestras emociones influyen en nuestra recuperación y como las experiencias
vividas en estado de coma también han servido para entender la enfermedad como
vehículo de sanación definitiva.
De todo esto saco como
conclusión que el miedo a padecer cáncer es el origen de muchos cánceres, así
como el miedo a morir a causa del cáncer acelera nuestra muerte.
Por eso es tan importante que el personal sanitario, sea
consciente de sus limitaciones actuales a la hora de pronosticar la gravedad de
una enfermedad y en vez de aterrorizar al paciente lo anime a superar sus
miedos.
Tengamos en cuenta el
poder del efecto Placebo y a la vez seamos
conscientes del efecto Nocebo cuando sentenciamos a muerte a nuestros
semejantes.
De todos es conocida la
caída de pelo y demás efectos secundarios igual o en más extensión en grupos de mujeres, que en experimentación de nuevos
medicamentos de quimioterapia, les tocó dosis de placebo sin ninguna medicación
agresiva. El miedo a la Quimioterpia les provoco vómitos y caída de cabello con
igual o superior intensidad. Lo mismo ocurre cuando te anuncian que te quedan
días o meses de vida.
Desde la Dulce Revolución abogamos por la medicina Holística,
donde se contemplen todas estas cuestiones aquí desarrolladas y compatibilizar
el uso de plantas antitumorales potentísimas, dieta alcalinizante y demás
terapias efectivas de bajo coste, aún hoy prohibidas por nuestras ineptas y en
algunos casos, criminales autoridades sanitarias.